La traducción es el paso de la información
transportada por el ARN-m a proteína. La especificidad funcional de los
polipéptidos reside en su secuencia lineal de aminoácidos que determina su
estructura primaria, secundaria y terciaria. De manera, que los aminoácidos
libres que hay en el citoplasma tienen que unirse para formar los polipéptidos y
la secuencia lineal de aminoácidos de un polipéptido depende de la secuencia
lineal de ribonucleótidos en el ARN que a su vez está determinada por la
secuencia lineal de bases nitrogenadas en el ADN.
Los elementos que intervienen en el
proceso de traducción son fundamentalmente: los aminoácidos, los ARN-t (ARN
transferentes), los ribosomas, ARN-r (ARN ribosómico y proteínas ribosomales), el ARN-m
(ARN mensajero), enzimas, factores proteicos y nucleótidos trifosfato (ATP, GTP).
El primer paso que tiene que producirse es
la activación de los aminoácidos y formación de los complejos de transferencia.
Los aminoácidos por sí solos no son capaces de reconocer los tripletes del ARN-m
de manera que necesitan unirse a un ARN de pequeño tamaño (constante de
sedimentación 4S) llamado ARN adaptador, ARN soluble o ARN
transferente.
Las moléculas encargadas de transportar
los aminoácidos hasta el ribosoma y de reconocer los codones del ARN mensajero
durante el proceso de traducción son los ARN transferentes (ARN-t).
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